April 2007 - Volume 11, Issue 9
Marcos Rafaelblanco Belmonte (1871-1936)
La Bajada Del Calvario
Por los caminos de la Amargura (piedras de sangre, polvo de llanto) por el sendero de los dolores largos, muy largos..., sin un gemido, sin un sollozo vuelve la Madre desde el Calvario. Toda silencio. Mortal silencio sella sus labios;la frente inclina con el agobio de su quebranto, y en lo más hondo del alma-cielo lleva la imagen del Hijo amado. Y ella lo ha visto sufrir la befa del populacho...y era la carne de sus entrañas la que en el leño miró sangrando... Y así le duelen en las entrañas los martillazos...Y así agoniza... Que su Hijo ha muerto crucificado.
La Madre avanza por el camino (piedras de sangre, polvo de llanto), y temblorosa baja el sendero por Jesucristo santificado... Y entre las huellas busca la huella de aquellos pasosque abrieron surcos de luz divina mientras el Mártir, agonizando se desplomaba bajo el madero y con la angustia del fin cercano, llora la Madre cuando desciende desde el Calvario...Para su pena no existe olvido, tregua ni bálsamo...Y si remembra la dulce infancia del Adorado, y si memora su hogar dichoso, y si recuerda los tiernos brazos que de su cuello fueron caricia... tiembla en congoja de fiero espanto. Porque su Niño, siendo inocente, sufrió el castigo de los malvados; porque está rota su santa vida; porque sus brazos ya no se mueven, ya no bendicen, y ya no siembran sin un descanso el pan sublime de las verdades que lo divino puso en lo humano. Sin un sollozo, sin un gemido, baja la Madre desde el Calvario... En lo más puro de sus entrañas, la cruz del Mártir se le ha clavado; y en lo más hondo de sus pupilas y en su recuerdo lleva sangrado la cruz del Hijo, del Bienamado, que de la vida pasó a la muerte con la sonrisa siempre en los labios. Y cuando baja la Dolorosa (mustia azucena, lirio tronchado), cuando vacila por el sendero largo, muy largo..., pobres mujeres la compadecen, santas mujeres siguen sus pasos, y alguien murmura:-Ved a la Madredel suplicado; esa es la Madre del Nazareno, que hoy ha sufrido muerte y escarnio. Siempre en silencio llora la Madre, y hay en su llanto misericordia por los que sufren, por los que viven siempre llorando, por cuantas madres haya en el mundo que a un hijo miren sacrificado sobre la cumbre de su Calvario... (Y por la Madre del Nazareno qué pocas madres derraman llanto!
Sin un sollozo, sin un gemido, mustia la frente, mudos los labios, como una imagen de eterna angustia vuelve la Madre desde el Calvario.
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