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Oh Dios, que nos haces felices con el recuerdo anual del nacimiento de tu Hijo único Jesu Cristo; Otórganos que como alegremente lo recibimos por nuestro Redentor, así lo recibamos con segura confianza cuando venga a ser nuestro Juez; quien reina y vive contigo y el Espíritu Santo, un Dios, por los siglos, de los siglos. Amén.
¡Oh llama de amor viva...!
¡Oh llama de amor viva
Que tiernamente hieres
De mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
Acaba ya si quieres
Rompe la tela deste dulce encuentro.
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
Que a vida eterna sabe,
Y a toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.
¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
Las profundas cavernas del sentido,
Que estaba obscuro y ciego,
Con extraños primores
Calor y luz dan junto a su querido!
Cuán manso y amoroso
Recuerdas en mi seno
Donde secretamente solo moras
Y en tu aspirar sabroso
De bien y gloria lleno
Cuán delicadamente me enamoras!
-San Juan de la Cruz
(1541-1591)
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